En un anuncio que ha suscitado tanto entusiasmo como descontento, el Gobierno de La Rioja ha confirmado que, a partir de noviembre de 2026, la autopista AP-68 dejará de ser de peaje, un cambio que promete reconfigurar la movilidad y el desarrollo económico de la región. Sin embargo, la felicidad de los riojanos se ve empañada por la decisión de las Diputaciones de Vizcaya y Álava, que han decidido mantener los peajes en sus respectivos tramos de la autopista, dejando intacto el costo del trayecto entre Haro y Bilbao, que ronda los 15 euros.
Carlos Alzaga, diputado de Infraestructuras y Desarrollo Territorial de Vizcaya, ha señalado que no hay intención de eliminar el peaje, argumentando que es fundamental para garantizar el mantenimiento de la vía y la redistribución del tráfico. Esta postura contrasta con la política del Gobierno de La Rioja, que ha asegurado que no se contempla la posibilidad de mantener los peajes en su tramo de la AP-68, generando así una ruta gratuita que conectará a La Rioja con el resto del país.
A medida que se acerca la fecha de liberación del peaje, la AP-68 está en el centro de una transformación significativa. Actualmente, la autopista cuenta con nueve peajes en territorio riojano, y se están realizando obras para añadir siete accesos más, lo que incluirá cuatro nuevas entradas en Logroño y otras en Aldeanueva de Ebro y Briones. Este esfuerzo no solo se limita a facilitar el acceso, sino que también busca optimizar el flujo de tráfico en la región.
Los trabajos de la Ronda Sur de Logroño, que han estado en marcha desde noviembre de 2019, también forman parte de este ambicioso proyecto. Se prevé que los nuevos accesos en localidades como Arrúbal, Villamediana, Lardero y Fuenmayor estén listos para finales de año, aunque la inauguración oficial dependerá de la liberación del peaje en la AP-68. La razón detrás de esta espera es el alto costo que implicaría instalar peajes temporales, lo que ha llevado a la Ronda Sur a postergar su apertura hasta que la autopista se convierta en un corredor libre de pagos.
La expectativa de un futuro sin peajes para La Rioja se encuentra ahora en el horizonte, pero la realidad de la infraestructura interprovincial revela tensiones que aún deben resolverse. Con la AP-68 como eje central, el futuro de la movilidad en la región dependerá de la capacidad de las administraciones para coordinar esfuerzos y abordar los desafíos que aún persisten en la frontera entre las provincias.